LA SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE SAN BENITO ACOGE LOS ROSTROS Y MIRADAS DE LUIS GONZÁLEZ PALMA EN UNA MUESTRA FOTOGRÁFICA DE FUNDACIÓN TELEFÓNICA

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LA SALA MUNICIPAL DE EXPOSICIONES DE SAN BENITO ACOGE LOS ROSTROS Y MIRADAS DE LUIS GONZÁLEZ PALMA EN UNA MUESTRA FOTOGRÁFICA DE FUNDACIÓN TELEFÓNICA

2017-05-05

La Sala Municipal de Exposiciones San Benito, de Valladolid, inaugura hoy viernes dia 5 de mayo, Constelaciones de lo intangible, una muestra de Luis González Palma, comisariada por Alejandro Castellote. La exposición recorre su producción desde los años 80 hasta la actualidad y propone un viaje circular por las constelaciones temáticas que orbitan alrededor de su obra en un ciclo de permanente ida y retorno. Muestra un recorrido paralelo por la historia de la fotografía, con menciones al barroco, la pintura prerrafaelista y las dos corrientes antagónicas que han marcado el arte latinoamericano durante el siglo XX: la figuración y la abstracción.

La exposición, recorre pues el universo íntimo y enigmático del fotógrafo en una retrospectiva que aglutina más de 40 obras.

En la muestra, el autor explora las posibilidades técnicas y formales de la fotografía experimentando con la aplicación de betún de judea y pan de oro, redefiniendo los límites entre la fotografía y la pintura, combinando imágenes y textos o proponiendo una experiencia escultórica de la imagen. Su universo está formado por constelaciones temáticas que orbitan alrededor de su obra en un ciclo de permanente ida y retorno. La identidad y la memoria, la introspección, la intimidad, la reflexión sobre el  poder y la representación de lo no visible son algunos de los grandes temas que sobrevuelan su producción. 

En su primera etapa, que se desarrolla a finales de los años 80, el artista tiene como objetivo entender la diversidad étnica y cultural latente en su país, con constantes menciones a su historia, a los documentos generados por el poder colonial y a la memoria colectiva. Sus obras contienen numerosas referencias visuales e iconográficas configurando niveles de lectura e interpretación ambiguas y extremadamente sutiles. A través del rostro y la mirada, Palma explora aspectos inmateriales como el trauma, la pérdida, el dolor y el silencio, todos ellos sentimientos derivados de la violencia vivida en Guatemala durante más de cinco siglos. Pocos creadores basados en la fotografía llevaron tan lejos las posibilidades y los límites del soporte fotográfico incorporando a su obra elementos de la pintura, la escritura o la escultura.

A partir de los años 90 su obra transita por un camino que lo lleva de lo popular a lo íntimo. Comienza a concentrarse en la exploración de la memoria y de las obsesiones personales. Es lo que se podría identificar como una segunda etapa en la que el trabajo derivado del contexto sociopolítico es abandonado progresivamente para dar paso a una reflexión mucho más introspectiva.

En sus obras de 2002 a 2012, asuntos como la intimidad, la incomunicación, la frustración de la pasión amorosa, la angustia y el deseo insatisfecho inundan su trabajo. En este momento, muchas de sus obras dejan de lado el retrato para centrarse en los espacios y los objetos que sugieren y evocan metáforas del mundo emocional del artista: sillas en las que no se puede descansar, objetos que desprenden una sensación de amenaza, presencias ausentes o escenarios desolados. En su mayoría, imágenes ancladas en espacios irreales y fantásticos con ciertos ecos surrealistas y un marcado aspecto teatral.

 

En su última etapa, Palma experimenta con la abstracción interviniendo fotografías antiguas y nuevas, a través del uso de figuras geométricas y del color, que recuerdan al concretismo y el neoconcretismo brasileño. Con la superposición de formas abstractas sobre imágenes figurativas aborda una vez más el análisis de la mirada. En esta etapa encuentra su máxima expresión en el formato de las catóptricas: fotografías proyectadas sobre cilindros o dispositivos ópticos que reconfiguran la imagen posada en horizontal en las que por más que el espectador trate de buscar el punto de vista perfecto la imagen permanece siempre fragmentada, parcial e incompleta. 

Luis González Palma

Luis González Palma nació en Ciudad de Guatemala en 1957. Después de finalizar la carrera de Arquitectura su interés por el arte, la pintura y la fotografía le llevaron a formarse más intensamente en estos campos y a entrar en contacto con otros artistas guatemaltecos. En 1987 participó en la creación de Imaginaria, una galería que acogió en La Antigua a las voces disidentes del arte de su país. Más tarde, a finales de los años noventa, formó parte del grupo fundador de Colloquia, una iniciativa destinada al debate, la promoción y la difusión del arte contemporáneo en Guatemala. Tras varias estancias en Europa y a su regreso a Guatemala en 1998, se traslada en el año 2001 a Córdoba, Argentina, donde comienza a colaborar en varios proyectos con Graciela De Oliveira.

Desde sus primeras exposiciones en Centroamérica, EEUU y Europa hasta la actualidad, su obra ha sido fundamental para entender la fotografía latinoamericana. Entre sus innumerables muestras individuales destacan las celebradas en The Art Institute of Chicago, The Lannan Foundation, The Australian Centre fuere Photography, el Palacio de Bellas Artes de México, The Royal Festival Hall en Londres, el Palazzo Ducale di Genova, los Museos MACRO y Castagnino de Rosario, Argentina. También participó en numerosos festivales internacionales como el Photofest de Houston o Les Rencontres de Arles en Francia. Luis González Palma fue representante de su país en la 51ª Edición de la Bienal de Venecia.

 

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