SE PRESENTA EN EL MUSEO DE PASION DE VALLADOLID UNA SELECCIÓN DE 68 GRABADOS DE REMBRANDT

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SE PRESENTA EN EL MUSEO DE PASION DE VALLADOLID UNA SELECCIÓN DE 68 GRABADOS DE REMBRANDT

2013-11-06

La Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión de Valladolid, presenta desde el 7 de noviembre, 68 de los 290 grabados que el Museo del Louvre autentificó hace unos años como grabados de REMBRANDT. Se trata de piezas provenientes de la colección más completa en Europa con obra gráfica del gran artista holandés.

La exposición REMBRANDT. Maestro del grabado  ofrece la oportunidad excepcional de conocer, disfrutar y admirar la obra grabada de uno de los más grandes maestros del arte universal, quien, además de su condición de referente en la historia de la pintura, realizó aportaciones decisivas y de enorme trascendencia al arte del grabado.

La muestra que se exhibe reúne un destacado conjunto de grabados de temática religiosa, dedicadas sobre todo a la infancia de Cristo (La adoración de los pastores), a su vida pública (La resurrección de Lázaro) y ala Pasión(El Descendimiento), a las que se suman una selección de temas de género, varios desnudos (El artista y su modelo) y algún paisaje. Además de un excelente grupo de retratos, que van desde los familiares (La madre de Rembrandt) hasta las efigies de algunos destacados miembros de su entorno social (Willemsz van Coppenol). Obras todas ellas que demuestran la excepcional pericia con el aguafuerte y la punta seca de un maestro indiscutible y uno de los artistas más admirados de todos los tiempos. Además de comprender con más profundidad la vida y obra de Rembrandt, esta exposición quiere fomentar la divulgación de la técnica artística del grabado, que contribuyó, desde su creación en el siglo XV, a que un mayor número de público pudiese disfrutar del arte.

En Rembrandt todo es excelencia y abundancia. Su obra se puede dividir en cuatro periodos: el de juventud en su villa natal de Leiden (1625-1631); el primer periodo de Ámsterdam (1632-1639); el segundo periodo de Ámsterdam o intermedio (1640-1647); y el cuarto o último periodo del año 1648 hasta su muerte el 4 de octubre de 1669. Los tres últimos periodos se encuentran representados en la muestra que se puede ver en el Museo de Pasion. Obviamente, su obra va evolucionando, pero durante todo su itinerario artístico se puede observar una profunda penetración de la condición humana plasmada en el soberbio claroscuro, técnica que hace penetrar el interior de las escenas o de sus protagonistas. Ciertamente sus trazos están envueltos de rasgos románicos y de gusto pintoresco –alejándose del ideal clásico – pero a su vez lo aproximan a un interés psicológico por el mundo de los sentimientos humanos, y más tarde por una profunda religiosidad.

La historia de los grabados de Rembrandt está asociada a la trayectoria vital y profesional del artista. Las planchas del autor han sido estudiadas por White y Boon, en un catálogo razonado (Rembrandt’s Etchings: An Illustrated critical catalogue, 1969) que, hoy día, se considera un referente para su investigación.

Rembrandt comercializaba personalmente sus estampas a través de la empresa familiar que había creado con su hijo Titus y con su esposa Hendrickje. A excepción de dos casos, en sus obras no aparece ningún sello de editor. El recorrido de los grabados ha sido muy accidentado hasta nuestros días, ya que inician su periplo en vida del autor. Algunas planchas circularon por determinadas editoriales o quedaron en manos de comendatarios, como el Retrato de Jan Six. A raíz de la quiebra del artista en 1656, setenta y cuatro planchas fueron adquiridas por Clemente de Jonghe, editor y comerciante al que había retratado. Es más que probable que Jonghe, como empresario que era, viera el potencial de venta de la obra de Rembrandt e hiciera tirajes hasta su muerte.

 

Temas religiosos

Como hombre y artista de su época, un tercio de la obra de Rembrandt está dedicado a temas de carácter o naturaleza religiosa, en sus múltiples variantes, sobre todo episodios bíblicos, del Antiguo y Nuevo Testamento y especialmente de la vida de Cristo, en su infancia, en su vida pública y enla Pasión, con un tratamiento técnico que oscila desde lo más simple o menos pretencioso hasta lo monumental.

Si inicialmente predomina el dibujo sobre la emoción, luego su obra tiende a una profunda religiosidad y serenidad artística.

En las estampas de la infancia de Cristo, Rembrandt aporta una gran calidez y se expresa no por el medio tradicional de representar iconos, sino con recreaciones de lo cotidiano, igual que en otras de tema bíblico muestra interés por escenas cuyo tratamiento no era frecuente, como el relato de Abraham e Isaac o la parábola del hijo pródigo, asuntos que repite en varias ocasiones, ensalzando la relación entre padres e hijos, más como argumento familiar que religioso, según demuestran los propios personajes.

La influencia de la obra de Rubens, que afectaba también a sus coetáneos en idénticas composiciones, se intensifica en las representaciones de