Valladolid presenta la muestra "Piranesi. Vistas de Roma"

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Valladolid presenta la muestra "Piranesi. Vistas de Roma"

2014-05-21

La Sala Municipal de Exposiciones de la Iglesia de las Francesas presenta a partir del miércoles día 21 de mayo, la exposición “PIRANESI. Vistas de Roma” con una selección de grabados que pertenecieron al Primer Duque de Wellington.

La serie de las Vistas de Roma  describe un recorrido topográfico a través dela Roma antigua y moderna: San Pedro, las grandes iglesias y los palacios dela Roma barroca y del Settecento, las plazas y las fuentes, El Tíber con el puerto de Ripetta y la vista del puente de Castel Sant’Angelo, los edificios, los templos y las columnas y los arcos de la antigua Roma, y los alrededores de Tívoli. Esta serie pertenece al Primer Duque de Wellington, Arthur Wellesley (1769-1852), y destaca por el extraordinario carácter homogéneo de las tiradas de las estampas, por su altísima calidad, generalmente propia de las primeras tiradas. Y por la perfecta condición de conservación.

Vedute di Roma fue el gran éxito de Piranesi. Fueron realizadas tras las Carceri que tuvieron escaso éxito en el momento de ser editadas. Las Vedute di Roma, eran aguafuertes con representaciones de la Roma antigua que alcanzaron gran renombre y fijaron de forma duradera la imagen posterior de la ciudad, a la que Piranesi llegó en 1740 formando parte del séquito del embajador veneciano en la corte del papa Benedicto XIV. Roma era entonces centro artístico y alto imprescindible en el viaje conocido como grand tour  de artistas, escritores y diletantes, para quienes los grabadores producían las primeras ‘postales’ turísticas, dando expresión a la pasión por las ruinas arqueológicas y el pasado monumental de la ciudad.

Piranesi tuvo aquí, en el taller de Giuseppe Vasi, su primera formación como grabador y en 1743 realizó su Prima parte di architetture e prospettive. Fijó además para siempre su proyecto artístico vital de exaltar la magnificencia de Roma a través de las docenas de estampas que más tarde se difundirían por toda Europa y, especialmente, en Inglaterra. Un año después regresó a Venecia para conocer la obra de Tiépolo y Canaletto, pero al poco tiempo estableció su residencia en Roma.

GIAMBATTISTA PIRANESI (Venecia, 1720 - Roma, 1778) anticipó con sus grabados el papel de los arquitectos y diseñadores de la actualidad. Piranesi llegó por primera vez a Roma con veinte años en el séquito del embajador de Venecia en los Estados Pontificios. Los vestigios de su historia milenaria le fascinaron desde el primer momento. Con el buril de grabador se propuso inmortalizarlas y de alguna manera proponerlos a sus contemporáneos como modelo a seguir, como canon perenne. Sus 'Antichità romane' (Antigüedades romanas) fijaron una imagen misteriosa de la ciudad sometida al paso del tiempo y abrieron el camino a los paisajes metafísicos de Giorgio De Chirico y Salvador Dalí. Y además de inmortalizar ruinas y vestigios, recreó monumentos desaparecidos de los que se sólo se conservaban testimonios orales, imaginó su grandeza, fantaseó sus detalles.

Como arquitecto, únicamente trabajó en la transformación de la iglesia de Santa María del Priorato (Roma), pero a partir de los métodos y enseñanzas aprendidos de la antigua Roma abogó por la supremacía del arte romano frente al griego defendido por los estudiosos del arte de la época. Se incluye una maqueta de esta iglesia así como fotografías artísticas de su ornamentación. Igualmente, se incluye una proyección de los 23 diseños que Piranesi realizó para la remodelación de la basílica de San Juan de Letrán, y que nunca llegó a realizar.

Volcó sus excepcionales conocimientos de perspectiva, arqueología, arquitectura y urbanismo en las Vedute di Roma y transformó el género de la vista grabada, que de representación topográfica pasó a obra de arte, hasta el punto de modificar profundamente la percepción de la ciudad y de sus ruinas.

En la última etapa de su vida, entre 1777 y 1778, se trasladó junto con su hijo Francesco a Paestum para estudiar los templos dóricos arcaicos que tanta curiosidad suscitaban debido a su singularidad. Nos encontramos ante una especie de testamento espiritual: Piranesi se despidió (1778 fue el año de su muerte) mostrando la abundancia de efectos sublimes que podían alumbrar las representaciones de las construcciones de la magna Grecia.

Fue una figura crucial para la formación del gusto dieciochesco, que hoy saboreamos con nostalgia. La magnitud colosal de sus vistas y panoramas, así como el contraste entre el espíritu visionario y la ejecución realista de las láminas, hacen de los grabados de Piranesi un espectáculo inagotable.

La exposición será doblemente grata para los amantes de esta bella ciudad. Piranesi captó y fantaseó la estratificación de vestigios sobre la que se sustenta esta ciudad única, ejemplo de conservación no conservada, de una urbe histórica que se resiste a ser parque temático bajo la invasión turística, de un patrimonio arquitectónico en el que la gente vive y pena respetándolo sin adorarlo, conservándolo en lo posible, modificándolo con tino colectivo, anónimo y espontáneo. 

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